LA INQUIETUD DE SER PADRES

La educación que damos a nuestros hijos condiciona claramente sus percepciones, valores y relaciones con los demás. Y hay padres que cuando toman conciencia de este hecho se sienten abrumados por la responsabilidad. Por ello, en vez de considerar la posibilidad de llegar a ser una madre o un padre perfecto, debemos intentar esforzarnos para mejorar como padre, para aprender algunas estrategias educativas, para mejorar el ambiente familiar.

Creo firmemente que aspirar a la perfección es una locura, y que compararnos con modelos utópicos e inexistentes es demoledor. En cambio, el propósito de esforzarse para mejorar es vivir nuestra vida con responsabilidad, es vivir una vida con sentido.

Lo que menos necesitan nuestros hijos es tener unos padres perfectos

Por extraño que parezca, unos padres perfectos acaban por ser un modelo inimitable y, por tanto, descorazonador. Lo que necesitan nuestros hijos son padres responsables, que se esfuercen por ser mejores padres y mejores personas. Eso sí es imitable y esperanzador. Aquí tenemos el primer recurso educativo a nuestro alcance. Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra.

– «Es que no tengo paciencia», «no tengo tiempo», «no sé hacerlo»… son algunas de las respuestas de padres como fruto de la inseguridad que a veces produce la tarea de ser padres. He sido testimonio de centenares de niños, jóvenes, padres y madres que han demostrado que eran capaces de cambiar y de mejorar con su esfuerzo. No hay ninguna razón para pensar que nosotros no somos capaces de hacerlo. Pero además, ¿cómo tendríamos la osadía de esperar que nuestros hijos mejoren y progresen si nosotros que somos mayores, más expertos y más fuertes no somos capaces de hacerlo?

Aún añadiré más razones para levantar el ánimo. En la tarea de educar a nuestros hijos no estamos solos, contamos con la ayuda de diferentes personas o instituciones: de nuestra pareja, de instituciones educativas, de cursos de formación de padres, de libros, de revistas…

Pero también contamos con otra ayuda continuada e interesada. Me refiero a la ayuda de nuestro propio hijo. Es frecuente que no pensemos en él como verdadero artífice de su educación, sino como una masa informe de arcilla a la que modelamos a nuestro antojo. Y, en cambio, es él quien, con nuestro apoyo, será el verdadero creador de su personalidad, además del primer interesado en hacerlo bien. Es una prueba de amor confiar en la persona amada, y es un requisito educativo confiar en que nuestro hijo puede esforzarse y progresar. Así pues, si contamos con él, seguramente dispondremos de un colaborador eficaz.

No existe un modelo único de ser padre…

Para ser padres no se ha establecido un sistema de escuelas y de exámenes como para ser conductor, por ejemplo. No se exige acreditar una capacitación, por lo cual la mayoría de los futuros padres o madres no realizan una preparación previa para ello. 

Algunos  consejos para mejorar en nuestra tarea como padres y madres:

  • No te propongas grandes cambios para mejorar como padre. Intenta alguna cosa concreta y persevera hasta conseguirla.
  • Intenta leer artículos o libros relacionados con la educación familiar, sobre todo si te los recomienda alguien.
  • Dedica tiempo para hablar con tu pareja sobre la educación y los problemas de los hijos.
  • Asiste a los medios de formación de padres más habituales, como pueden ser los ofrecidos por las instituciones educativas, y entrevístate con frecuencia con los profesores-tutores.
  • Escucha con atención a tu hijo. Observa y valora sus reacciones.
  • Asiste a algún curso de formación de padres si está a tu alcance.
  • Comparte experiencias con otras parejas amigas

En definitiva, la confianza en uno mismo es la base para afrontar y superar todos nuestros miedos y convertirnos así en el modelo de padre o madre que queremos ser, siendo único e irrepetible.

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